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CELO: así funciona y triunfa la criptomoneda solidaria


La filosofía open source es la que lo mueve todo; fue lo que posibilitó el nacimiento de Ethereum partiendo de Bitcoin, y lo que ha dado pie a un mercado masivo de tokens y divisas sostenidas en esta última blockchain.

Así es como el mundo de las criptomonedas va evolucionando hacia lo que se presupone que es un mercado más sostenible, justo, transparente y beneficioso para los inversores y los usuarios. Todo esto es lo que mueve a los desarrolladores.

Solo así se puede entender el nacimiento hace ya casi una década de las stablecoins, monedas alejadas de la volatilidad tradicional de esta industria, que buscan hacer de valor refugio para los más avispados.

¿Prevés que tu token va a caer? Eso fue por ejemplo, lo que pasó a finales de abril. Pues entonces cambias todas tus divisas por Tether —el germen de las demás— o sus homónimas y esperas a que pase la tormenta.

Estas divisas logran mantener su precio estable porque, aunque están descentralizadas gracias a la blockchain de Ethereum, no cuentan con ningún proceso de minería. Y no lo tienen porque no pretenden crecer en volumen de suministro.

Eso únicamente dependerá de la cantidad de inversores interesados en meter su dinero. Al alejarse de los protocolos de consenso, las stablecoins pueden optar por la paridad. Es decir, igualar siempre el valor de la moneda fiat de referencia (normalmente el dólar).

De dicha manera invertir en Maker o Basis —otras stablecoins—, es como invertir en oro para los fondos tradicionales. Por eso cuando el Bitcoin cae estas divisas acostumbran a subir.

Ahora bien, ¿no sería suficiente con que hubiese un solo token valor refugio? Al igual que sucede con el oro, la plata y el resto de metales preciosos, cada una de estas monedas cuenta con sus particularidades y sus factores de valor.

Lo normal es que cada stablecoin nueva intente mejorar a la anterior, ya sea en transparencia, en descentralización o en servicios ofrecidos. Y es ahí donde entra en juego Celo, un fenómeno que está sorprendiendo hasta a sus propios creadores.

La primera criptomoneda con un objeto social

Hay que partir de la idea de una idea clara: Ethereum nació para corregir los errores y deficiencias de Bitcoin. Primero fue la democratización y la transparencia, y con la llegada de la segunda generación, se abordó el tema de la sostenibilidad.

Ethereum 2.0 cambiaba el protocolo PoW de Bitcoin por el ya conocido PoS que manejan casi todas las altcoins. Solo con ese cambio se abandonaba la órbita de la potencia computacional para abrazar un concepto que consumía un 80% menos de energía eléctrica.

Las sucesivas altcoins se han limitado a recoger ese testigo tecnológico para adaptarlo a sus propios intereses y aplicaciones: Smart Contracts, dApps, pagos, intercambios de información, fichas de aficionados, etc.

Sin embargo, ninguna había ido hasta la fecha un paso más allá. No, hasta que hace cuatro años apareció en el mercado Celo. Esta stablecoin iba un poco más lejos, incorporando un componente social a su blockchain.

Ingenieros del MIT, Stanford, Google, Square, Circle, VISA, GoDaddy, el Banco Mundial, la Reserva Federal, Harvard, Cambridge, Twitter, la Fundación Gates y hasta el Departamento de Justicia de Estados Unidos, formaron un equipo para dar vida a un solo propósito.

Este no era nada más que democratizar el acceso a las finanzas y las nuevas tecnologías fintech. ¿Cómo? A través del único recurso que está más globalizado que el sistema financiero: los smartphones.

La empresa asegura que, mientras el número de usuarios de teléfonos inteligentes está aumentando de forma exponencial, el de personas que utilizan criptodivisas lo está haciendo a un ritmo mucho más lento”, recogen en CoinMarketCap.

Por eso hoy hay partes del mundo en las que los habitantes sí tienen smartphone pero no acceso a bancos. “El objetivo de Celo es tender un puente entre las dos tecnologías y aprovechar las ventajas de la DeFi apoyando la creación de DApps y contratos inteligentes”.

Semejante propósito se maneja desde dos entidades separadas: Celo Foundation, una organización sin ánimo de lucro asociada a la blockchain, y Celo Alliance for Prosperity, “un ecosistema de empresas alineadas”.

Tres tokens con un mismo propósito

No es la primera blockchain que emplea más de un token, pero sí una de las poca que apuesta por tres diferentes. Celo cuenta, por un lado con CELO, el activo que sí oscila con el mercado con una oferta fija.

Esa moneda es la que ha disparado la popularidad del tique. Sin embargo, no es la que hace las veces de valor refugio. Ahí la red se divide con otros dos tokens que cumplen la función tradicional de las stablecoins: Celo Dólar (cUSD) y Celo Euro (cEUR).

Lo que hace especial al proyecto en este punto es que, a diferencia de Tether y otras divisas estables, ni los cUSD ni los cEUR tienen una gestión y un control centralizados. Es decir, que no hay una Reserva Federal o un BCE respaldando su valor.

En su lugar se apuesta por una reserva propia construida de forma democrática. Actualmente esta “Celo Reserve” cuenta con más de 400 millones de dólares y va creciendo a medida que aumentan los usuarios. El reparto de ese dinero está así a día de hoy:

  • 68% CELO
  • 16% BTC
  • 12% ETH
  • 3,7% DAI

Celo acepta múltiples activos estables con sus propios valores medibles, como el dólar, el euro, la cesta de bienes y servicios griega, el precio del barril de petróleo, etc.”, señala el whitepaper oficial.

“El protocolo está diseñado para mantener un valor estable para cada uno de estos activos ajustando su oferta a la demanda. La reserva es un mecanismo mediante el cual el protocolo puede contraer la oferta”.

Si el valor de un Celo cae por debajo del de un dólar, el Protocolo vende de la reserva para comprar cUSD y así reduce la oferta. En el supuesto lo contrario, si supera al dólar, se acuñan nuevos cUSD vendidos por CELO. Siempre manteniendo la paridad 1:1.

¿Y en caso de una gran volatilidad? Si el valor de la reserva cae por debajo de un límite concreto, el protocolo hace dos cosas: fija una tarifa de transferencia en todas las transacciones de CELO y se queda parte de las block-rewards, para reforzarla.

Por todo ello, si entras en CoinMarketCap para revisar el valor de Celo en las últimas horas, verás que no se comporta como una stablecoin, sino como un token normal. Eso que ves es CELO, y no las paritarias que se autorregulan.

Claro que, gracias a la tecnología Uniswap, se pueden intercambiar cUSD por CELO a un valor equivalente de mercado, sin dejar de lado la descentralización.

La accesibilidad de Celo

Para que la idea funcione cualquier usuario debería poder operar con su móvil desde todas partes del mundo ¿verdad? El problema es que en no pocas regiones se vive con datos limitados que hacen imposible gestionar, por ejemplo, Bitcoin o Ethereum.

Por eso C Labs, los desarrolladores detrás del proyecto, crearon lo que llaman un “ultra-light client”. O lo que es lo mismo, un cliente ultraligero al que te puedes conectar cumpliendo unos requisitos de datos mínimos.

CELO cliente

El usuario se conecta con su dispositivo a un nodo completo de la red, mientras el cliente se encarga de hacer el trabajo sucio descargando bits de datos de dicho nodo. Esto permite reducir nada menos que 17.000 veces la cantidad de datos necesaria para sincronizar la red.

Ya no hace falta ni un equipo computacional especial ni contar con una conexión a Internet superior. Enciendes tu teléfono, aprendes a manejar tu wallet y ya estás metido en la actividad de Celo.

Cómo funciona el monedero Celo

Di adiós a las largas direcciones de encriptación. El Monedero Celo asigna el número de teléfono de cada usuario a una dirección criptográfica. De tal forma que, bastaría con seleccionar a un contacto de tu agenda para enviarle dinero.

¿Qué pasa si la otra persona no está en la red? La wallet también permitiría enviarle dinero. En ese caso “el Protocolo Celo retiene los fondos en un tipo de depósito (escrow) hasta que el destinatario asigna un número telefónico a la dirección criptográfica correspondiente”.

Ese número hace las veces de primer paso para la identidad digital.

Cuantas más transacciones se realizan con él, más reputación se obtiene: de ahí nacen los historiales de crédito de los que se descuelgan a la larga distintos servicios financieros (préstamos, seguros, etc).

monedero celo

Hablando de pago de comisiones (por intercambiar distintas divisas), los desarrolladores han optado por evitar confusiones. En lugar de tener que abonar, por ejemplo, Ethereum al enviar un pago en Dai, Celo permite pagar las tasas en la misma moneda de la transacción.

Celo y su PoS

Como ya hemos dicho, la gobernanza de Celo está regida por un protocolo proof of stake algo particular. Se eligen a 100 validadores a través de un sistema de votación por grupos de todos los poseedores de CELO.

Siguiendo el método d’Hont, el Protocolo fija “espacios de validación” a los grupos ganadores en función de la cantidad de votos que hayan recibido. Estos validadores son recompensados cada epoch (una vez al día) con Celo Dólares.

Eso sí, si uno no quiere ser validador a pesar de tener tokens, no lo será. Solo son elegibles aquellos que han bloqueado CELO como garantía (colateral), y forman parte de un grupo de validadores de terceros o creado a nombre propio.

¿Y qué hacen los validadores? Pues lo de siempre: verificar y procesar transacciones, gestionar smart contracts y controlar el servicio de asignación de direcciones a números de teléfono. Este trabajo reporta cUSD tanto a ellos como a los titulares que han bloqueado para votar.

Parte de todas las recompensas se destina a la reserva, a un fondo de infraestructuras y a un fondo de compensación de carbono. Vamos, que todos ganan.

Quienes participan en la blockchain, además de recibir tokens, también tienen derecho a participar en la toma de decisión de la red; decidiendo qué stablecoins nuevas se introducen o eligiendo activos que diversifiquen la volatilidad de la reserva.

Actualmente hay casi 266 millones de CELO en circulación con una capitalización de 23 millones de dólares. ¿Tendrá futuro? Atendiendo a que el límite de suministro está fijado en 1.000 millones de tokens, parece que sí.

Celo es todavía un proyecto en desarrollo y tiene mucho camino que recorrer, pero el apoyo de ONGs, instituciones y empresas, abren una veda de esperanza para las poblaciones de África y Oriente Medio.

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