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De vez en cuando viene bien cambiar nuestra televisión para tener las mejores prestaciones de última generación. Pero, mal configurada, ni siquiera la tele más cara te permitirá disfrutar de tus series y pelis.
Y es que no importa lo astrónomico que sea el modelo: los nuevos modelos tienen tantas especificaciones que es complicado conseguir el color, brillo, nitidez y encuadre perfecto a la primera.
Por eso mismo, cuando conectes tu televisión y la sintonices, debes seguir el proceso de calibración para conseguir la mejor imagen en tu TV.
No te preocupes, no es nada difícil. Solo tienes que seguir los pasos del proceso que te contaremos a continuación, más simple que el mecanismo de un chupete.
Para que un dispositivo tipo tele, monitor, proyector... se vea de la mejor forma posible, tienes que calibrarlo para ajustar la imagen. O sea, tendrás que modificar algunas configuraciones para que veas el contenido con la máxima calidad.
Existen diversos factores que pueden afectar a cómo se ve la imagen en la tele; por ejemplo, la iluminación de la sala, el ángulo, si estamos cerca o lejos… Como eso depende de cada uno, las marcas no pueden ajustar los parámetros al fabricarlas.
El calibrado de las pantallas se hace de forma sencilla modificando algunos ajustes que vienen predefinidos de serie, entre ellos el brillo, la gama de colores, el contraste o los modos de visualización.
Puedes encontrar trucos en Internet según el modelo o marca de tu dispositivo, pero aun así varían dependiendo de los gustos personales. Existen incluso imágenes que se pueden proyectar para elegir cómo quieres que se vean (más brillo, apagados, tenue…).
A continuación, te vamos a dar los trucos necesarios para que consigas tener la calidad ideal para ti. Este proceso es sencillo para que lo puedas hacer tú solo, pero si quieres una edición más precisa al milímetro, lo mejor es que preguntes a expertos.
Como es lógico, todo esto depende de tu gusto, que te llevará a una combinación u otra. En este artículo te vamos a enseñar cómo puedes calibrar tu televisión de forma sencilla y rápida; y no te rayes, que no hay que ser un "pro" para hacerlo bien.
Sigue estos consejos y podrás ver las imágenes con el máximo realismo y equilibrio de colores en tus series, películas e incluso videojuegos. ¡Notarás la diferencia!
Lo primero que tienes que hacer para editar este apartado es entrar en el menú "Imagen" de la configuración de la televisión. Dentro aparece "Modo de Imagen" como una de las primeras opciones.
Si te gustan los colores vivos, te recomendamos que escojas modo "Juego" ya que tiene los parámetros más vívidos.
Además, este modo activa los filtros "input", "lag" y "FPS", algo que ayuda a que la imagen sea más fluida. En caso de que no tenga tu tele este modo, lo mejor es el "Estándar", o directamente "Desactivado".
La luz de fondo siempre tiene que estar al máximo. De esta forma tendrás el máximo rendimiento en retroiluminación de la pantalla. Sin embargo, a menos que quieras un drama excesivo, la nitidez es mejor tenerla lo más baja posible. Con el filtro artificial de la tele parece la imagen sacada de un cómic.
Si tu televisión es de las más modernas, seguro que tu menú tendrá "Ayudas de imagen". Para nosotros, lo mejor es que desactives ciertas ayudas como "Ajuste de negro", "Mejora de borde" o "Contraste dinámico". Aunque la intención es buena, la imagen queda muy retocada y falsa.
En el caso de que tu monitor, tele o pantalla tenga en el menú "Opciones de imagen" encontrarás aún más puntos que puedes configurar para que quede a tu gusto. Uno de los puntos importantes es "Tamaño", que siempre debe estar en "Solo exploración".
Esto servirá para que el formato de los vídeos no se pierda y si un vídeo está grabado en 4:3 no se quede sin bordes o esté deformado. El resto de las opciones mejor desactívalas para que las imágenes queden lo más reales posibles.
Tras completar estos pasos, toca el turno del contraste, brillo y color. Estos apartados suelen estar dentro de menús personalizados que muestran una imagen en pantalla como referencia para que veas cómo aparecerán los colores con la configuración.
Para ajustar ese parámetro, abre la imagen de calibración de contraste y después entra al menú de ajustes para poner el contraste al máximo. No te asustes si desaparecen todos; es normal, tendrás que bajar la intensidad poco a poco hasta que los veas todos de nuevo.
Para calibrar el brillo debes abrir la segunda imagen y realizar el mismo ajuste, pero al revés. Baja el nivel de brillo hasta el mínimo y luego vas subiéndolo poco a poco, hasta que distingas la separación entre los cuadrados negros.
Para realizar la calibración de color, abre la imagen del globo y selecciona la opción del menú "Color" de tu televisor. Luego, sube el valor hasta el máximo y, como en los pasos anteriores, baja poco a poco hasta que puedas distinguir cada una de las líneas.
Si es necesario, haz un zoom en la imagen que la parte central quede encuadrada para tener una mejor visión de los rectángulos. Establece el valor máximo en el que se distinga la línea que divide las secciones y los colores.
Este parámetro lo puedes ajustar si eres de los más especialitos. Suele estar dentro de la configuración avanzada y con él podrás ajustar el tono de piel o incluso cómo se ve el cielo. En general no suele hacer falta que lo cambies mucho.
Puedes mejorarlo ajustando la barra de tono de piel para que tenga un aspecto más realista o adecuado a tu gusto.
Notarás bastantes cambios en la calidad de imagen, a tu gusto, claro. Te recomendamos que hagas esto en especial para las pantallas que uses siempre con el mismo fin.
Por ejemplo, si es un monitor para jugar a videojuegos, ver películas, hacer streamings o una extensión de tu ordenador, lo mejor es que guardes la configuración para que esté siempre igual cuando la enciendas.
Prepara tu televisor y saca el máximo partido a los euros que te has gastado para dejar flipando a tus amigos o familiares cuando les invites a tu casa.
