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El dron es un dispositivo revolucionario, una herramienta genial en muchos ámbitos, por lo que nadie duda sobre su utilidad. Es destacable además la facilidad que los principales fabricantes nos ponen a la hora de comprarlos con una oferta muy variada, pero casi es más llamativo lo fácil que resulta volarlos.
Afortunadamente, por la seguridad y privacidad de todos, el gobierno europeo lleva tiempo estableciendo medidas en diferentes niveles - piloto, dron, zonas de vuelo - que se ven refrendados por la normativa europea que acaba de estrenarse este comienzo de año.
La nueva normativa propone un nuevo sistema de categorías de drones, unifica las condiciones del piloto independientemente del uso que le vaya a dar al dron, ya sea profesional, recreativo o deportivo.
Los pilotos necesitan estar mejor formados con los conocimientos teóricos y prácticos del dron que vayan a utilizar y en la mayoría de los casos debe estar dado de alta como operador en AESA.
¿Qué se necesita para volar un dron en España? Vamos a hacer un repaso a los requisitos principales para el uso de naves no tripuladas:
Por encima de las características del dispositivo volador o tus habilidades como piloto, hay una condición que se perpetua entre las diferentes normativas: solo se puede volar un dron en las zonas autorizadas.
Existen zonas donde no se puede volar, como las CTR, que son una burbuja alrededor de cada aeropuerto para proteger el tráfico de entrada y de salida. Tampoco en las ZETA, que delimitan el vuelo por la protección de aves. Siempre existe la posibilidad de gestionar autorizaciones para situaciones concretas.
Para acabar con cualquier tipo de dudas existe una herramienta llamada Enaire, en forma de web. Te ayudará a comprobar de forma exacta si es posible volar o no está permitido, y bajo qué condiciones.
Hemos hablado de AESA sin presentarlo, se trata del organismo del Estado que vela por el cumplimiento de las normas de aviación civil en el conjunto de la actividad aeronáutica de España. Una vez dicho esto, a partir del 31 de diciembre del año pasado en la mayoría de los casos debemos estar registrados como operadores.
De esta forma los pilotos estarán identificados en AESA y poseerán un número de registro único como operador de drones. Esa identificación se debe plasmar en el dron, también en el sistema de identificación a distancia de la aeronave si su clase así lo exige.
La única excepción en drones para este registro la tenemos en los modelos de menos de 250 gramos, sin cámara. El trámite es gratuito y se puede realizar on-line de forma personal, o bien recurrir a los servicios de empresas que nos ayude con el proceso.
Existen tres categorías de uso establecidas en esta nueva normativa 2021: abierta, específica y certificada, que de alguna forma delimitan el riesgo de vuelo. La normativa también establece siete clases según el tipo de aparato. En total hay 21 combinaciones posibles.
Las 7 clases de drones son C0, C1, C2, C3, C4, C5 y C6. Entre ellas se diferencian por características propias de la aeronave como el peso, la velocidad, o la altura máxima que pueden conseguir. También por el equipo utilizado para el control remoto.
Un denominador común entre todas las combinaciones es el registro como operador de drones que comentamos en el apartado anterior, pero también no volar el dron sobre personas que formen parte de la operación o superar los 120 metros de altitud.
¿Qué ocurre con los drones más antiguos? Si no cumplen con los requisitos de identificación de clase actuales, podrán utilizarse dentro de la categoría abierta con las limitaciones vigentes (hasta enero de 2023).
Una vez aprendido que hay tres tipos de operaciones - abierta, específica, certificada - y diferentes clases de drones (C0 a C7), tenemos que saber que también hay cinco niveles de formación necesarios (0 al 4) que cubrirán las diferentes combinaciones.
Este nuevo esquema de formación de la Agencia se cambia la visión que había basada en dos escenarios, vuelos profesionales o vuelos recreativos. Ahora son muchos tipos de vuelos los que se contemplan teniendo en cuenta las combinaciones de uso y dron, por lo que también hay cursos y exámenes concretos para las diferentes categorías.
Pero tampoco nos volvamos locos con las exigencias, por poner un ejemplo concreto con el DJI Mini 2, que es posiblemente el modelo pequeño más interesante del mercado: se encuentra dentro de la clase C0 (menos de 250 gramos) y no necesita de una titulación mínima, tampoco de una edad mínima para el vuelo.
Pero existe una restricción que rompe las clases, y eso es la presencia de una cámara. Si nuestro dron cuenta con ella entonces obligatoriamente tendremos que estar registrados.
El certificado actual seguirá vigente hasta enero de 2022, momento en el que habrá que convalidarlo por el nuevo. Actualmente tampoco se exige certificado médico para la categoría abierta, que es la menos firme.
A partir de ahora los drones llevan diferentes identificaciones de forma física, en una placa, para que sea fácilmente visible. De hecho hay que colocarla de forma visible y legible, que tampoco se destruya con el uso.
En esa etiqueta se debe dejar claro a qué clase de dron pertenece, y son los propios fabricantes los que informan sobre esta opción. Es necesario en las operaciones de tipo abierto con drones que pesen más de 250 gramos. En operaciones de tipo específico siempre que cuenten con cámara.
Como habéis podido comprobar existe una normativa bastante compleja, por lo que no podemos comprar un dron y echarlo a volar a las primeras de cambio, aunque sea algo bastante común encontrar a gente operando sin los pertinentes permisos en nuestros días.
No era nuestra intención exponer todas las posibilidades, más bien comprender cuáles son las novedades más significativas, por lo que nuestra recomendación es que le echéis un buen vistazo a la nueva normativa europea de UAS.
