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HempCoin: Todo acerca de esta particular criptomoneda


Durante medio siglo solo hacían referencia al tetrahidrocannabinol, el principal psicoactivo del cannabis que lograron catalogar unos científicos en la década de los 60. A partir de 2014 THC incorporó una nueva nomenclatura algo más digital.

Fue ese año cuando Tim Renzetti decidió un paso atrevido creando The HempCoin, la empresa que se encargaría de dar soporte a la blockchain de una nueva critpomoneda: la HempCoin (THC por su tique).

Este movimiento fue impactante por dos hechos. En aquel momento solo existían 30 divisas en el mercado, y las altcoins apenas comenzaban a despegarse de la todavía prematura Ethereum. Lanzar un proyecto era ya de por sí atrevido.

Lo de Renzetti iba un paso más allá porque a diferencia de otros homólogos ingenieros y aficionados que estaban ideando soluciones y mejoras para lo que ya tenía la red (reducción de consumo, mayor descentralización, rapidez), la THC apuntaba hacia la marihuana. Así, tal cual.

Bueno, en realidad hay algo más detrás. La divisa no persigue directamente la legalización de este opiáceo en Estados Unidos. Su valor es algo más transversal atendiendo a las delimitaciones y necesidades del campo.

HempCoin es una criptomoneda desarrollada específicamente para proporcionar liquidez al sector agrícola y ganadero”, señala el whitepaper del proyecto. Vale, eso tiene algo más de sentido. “Sirve como plataforma para las transacciones entre agricultores y distribuidores de todo el mundo”.

Sin caer en el amarillismo (muy tentador aquí), podemos entonces hablar de THC como la criptomoneda de los agricultores. Aunque no de todos. Los propios desarrolladores son destacan “el enfoque especial en la marihuana y el cáñamo”.

Después de haber visto una criptomoneda nacida de un meme y otras tantas locuras, la HempCoin podría no parecerte para tanto. Eso, claro, si ignoras que esta es mucho, mucho más antigua que ninguna otra.

Cuando lo verde no solo es de “fumetas”

Visto desde fuera la intención de eludir las barreras que pone el sistema financiero a las empresas del sector puede ser visto como un intento de eludir la ley o infringir según que normativa.

La realidad es que la marihuana está extendida a muchas más aplicaciones que nada tienen que ver con el ocio, y actualmente es legal en 40 países alrededor de todo el mundo (arriba o abajo por las novedades que aparecen año tras año).

mapa marihuana legal

De hecho, en 2019 se estimaba que el mercado legal del opiáceo ya estaba moviendo unos 50.000 millones de euros anuales a nivel internacional. Ya no parece tan poca cosa ¿verdad? Hay inversores que ven en la hierba incluso una buena inversión a largo plazo.

Diferentes administraciones —como la de Canadá o Luxemburgo— están dando pasos agigantados hacia la flexibilización y regularización completa de este producto, que esconde un potencial económico descomunal.

HempCoin apareció hace ya más de siete años para, por un lado, dar cobertura a este fenómeno, y por otro solucionar uno de los mayores problemas del sector agrario: la segmentación.

O lo que es lo mismo, la falta de integración entre las herramientas y soluciones digitales que están transformando la industria en paralelo a otros mercados. ¿A caso hay una plataforma en la que convivan todos los recursos?

HempCoin ($THC) proporciona una red distribuida y consistente capaz de escalar de forma lineal con controles de ciberseguridad, y de proporcionar la detección de alerta temprana y la prevención de amenazas y vulnerabilidades”.

Ahora bien, el proyecto no fue así desde el principio. La divisa entró al Exchange Bittrex en marzo de 2014, pero poco después Renzzeti la delegó para dedicarse a actividades distintas: la cosa no terminaba de despegar.

Al menos así fue hasta 2017, cuando el mercado inicio la mayor escalada de su historia. En esa época THC logró colocarse entre las 100 monedas más importantes de CoinMarketCap, con una capitalización de 170 millones de dólares.

HempCoin CoinMarketCap

El todo por el todo para el cannabis

Lo primero que hizo su fundador en 2018 fue tomar una decisión crítica: abandonar la blockchain PIVX derivada de DASH, sobre la que se había desarrollado originalmente, para echar a andar en la escalable Komodo (KMD).

A partir de ahí se construyó HempPay, la herramienta que permite la integración móvil, online y por tarjeta con la divisa, y que marca la diferencia respecto al resto de tokens centrados en el cannabis. Sí, hay muchas más.

Potcoin, Cannabiscoin, Dopecoin, CannaCoin, y sigue y sigue. THC compite con ellas en el mercado de consumo individual, pero también extiende los brazos hacia los intercambios de los dispensarios, equipos, cultivos y demás actores de la industria.

HempCoin, además de su recurso de pago, cuenta con un programa de embajadores que promueve la organización de encuentros locales para promocionar la moneda y alimentar el debate en torno a la hierba.

Las vísceras algorítmicas de THC

El alma de HempCoin es HempTRAC, un software en con el que los usuarios de la blockchain pueden registrar lotes de semillas y asignarle propiedades personalizadas en base a las cualidades de la planta madre.

Con ello se logra simplificar el rastreo de generaciones subsiguientes y encontrar los lotes más interesantes para cada profesional. Después toda esa información se vuelva en un mercado digital descentralizado desde el que los usuarios pueden venderla o intercambiarla.

HemTRAC es la prueba viva de la distancia que presenta THC respecto a las otras divisas. ¿Venta de marihuana a particulares? Nada de eso. Aquí todo está pensado por y para el agricultor.

El precio actúa como datos, señalando al mercado el valor de la información proporcionada.

Al permitir que los usuarios fijen el precio de la información de forma distribuida, el software crea un tipo de mercado de futuros para la industria agrícola”.

Protocolos y añadidos

El sistema está tríplemente protegido: primero por el protocolo PoS propio de THC, y después por el correspondiente a Komodo, dPoW (Delayed Proof of Work). A eso se suma el del Bitcoin, cerrando una capa triple de descentralización.

HTC funciona mediante masternodes, nodos maestros capaces de realizar varias funciones a la vez. Para crear uno de estos, el usuario debe invertir un fondo mínimo de 50.000 THC, que comprometen mientras operan según las reglas de la red.

Dichos nodos son los que luego permiten transacciones instantáneas entre pares, y los que habilitan el stakeo mediante monederos. Las recompensas se distribuyen siguiendo el mecanismo del PoS y disminuyen en el tiempo.

  • Bloque 1 - 500000 = 12 $THC
  • Bloque 500001 - 1000000 = 10 $THC
  • Bloque 1000001 - 1500000 = 8 $THC
  • Bloque 1500001 - 2000000 = 6 $THC
  • Bloque 2000001 - 2500000 = 5 $THC
  • Bloque 2500001- 4500000 = 3 $THC

Por debajo de todo esto, al mismo tiempo actúan los “nodos notarios”, unos mineros únicos del dPoW que se eligen por elecciones periódicas y siempre conforman un grupo de 64 usuarios.

Estos se encargan de mantener la efectividad y eficiencia de la blockchain, y de evitar que lleguen ataques planificados desde el exterior.

¿Te pica la curiosidad? Si quieres obtener THC antes debes saber algo importante: no se pueden adquirir con dinero fiat. Es decir, que no puedes usar tus euros o dólares para adquirirlos. El único camino es el del intercambio con otras criptomonedas.

Eso, sin embargo, no ha impedido que HempCoin haya alcanzado una capitalización de casi 3 millones de dólares y un circulante de 262 millones de tokens. Hasta alcanzar los 300 millones del límite de suministro todavía le queda recorrido.

El mercado de las criptomonedas es tan modular que acepta proyectos llamativos como el de este artículo. En el futuro, probablemente seguirán naciendo nuevas monedas, fruto del espíritu de superación que dio vida al Bitcoin.

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