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Así serán los coches del futuro (o no tan futuro)


Era el año 1886 cuando el alemán Karl Friedrich Benz inventó el primer coche de motor, pero debieron pasar casi veinte años hasta que Henry Ford comenzase a fabricarlos en cadena. En plena revolución industrial, el ingeniero y empresario norteamericano revolucionó el mercado automovilístico lanzando en 1908 el Ford T, el primer modelo fabricado por la Ford Motor Company pensado para todos los bolsillos.

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Ford no creería cómo han evolucionado los coches en poco más de un siglo. De tener una velocidad de 20 kilómetros por hora a plantearnos que las nuevas generaciones de automóviles sean capaces de volar. La tecnología ha acelerado exponencialmente el tiempo que transcurre entre la idea y su materialización.

Lo que antes tardaba casi un siglo en hacerse realidad, ahora lo tenemos en décadas o lustros. Los avances técnicos no se detienen. Lo que hoy es futurista, pasado mañana quedará obsoleto. De momento, sin embargo, el futuro de la automoción pasa por coches llenos de sensores, sin volante y con hélices.

El coche te reconocerá a ti

Ya no volverá a pasarte aquello de confundir tu coche con otro idéntico al tuyo en el aparcamiento del centro comercial en plena operación ‘carguemos neveras’ de los sábados por la tarde. Porque cada vez está más cerca el momento en que sea nuestro vehículo quien nos reconozca a nosotros, y no a la inversa.

La inteligencia artificial con la que está trabajando el grupo alemán Volkswagen permitirá al conductor desbloquear el automóvil desde el exterior mediante el reconocimiento facial.

El I.D. Vizzion, presentado en el último Salón Internacional de Ginebra, es todavía un prototipo de la conducción del futuro: completa autonomía y sensores de reconocimiento para adaptar las preferencias a los usuarios del vehículo. Todo lo que suceda en su interior pasará por un asistente virtual que controlaremos con gestos y comandos de voz: una mirada servirá para cambiar de canción o bajar la ventanilla. Tampoco faltará la realidad aumentada ni la proyección de avisos y señales de tráfico con la tecnología LED más avanzada.

Volskwagen prevé lanzar su berlina más tecnológica para el año 2030, antes, sin embargo, ya veremos en el mercado a su hermana pequeña aún con volante y pedales.

La tecnología del reconocimiento facial ya está incorporada en ciertos modelos de las marcas más potentes del mercado con el objetivo de reducir accidentes de tráfico. Según informa el RACC, esta técnica dota de mayor seguridad vial porque detecta si el conductor está cansado o distraído gracias al control constante de sus reacciones faciales. Así pues, en caso de identificar un movimiento anómalo de los ojos o del rostro del conductor, el coche le alertará y utilizará los sistemas de seguridad si fuese necesario.

Tu smartphone será el volante

La industria automovilística tiene como principales retos para el futuro más cercano fabricar coches cien por cien autónomos y con cero emisiones. Las publicaciones especializadas estiman que los fabricantes confían en que la conducción automática sean una realidad antes de 2030. Estos vehículos serán capaces de detectar obstáculos, interpretar señales, adelantar a otros coches y escoger la ruta más rápida para llegar a nuestro destino.

Para que todo eso suceda, no sólo tendrá que modernizarse nuestro parque automovilístico, sino que la tecnología deberá convertir nuestras carreteras en vías inteligentes. ¡Nuestras calles se convertirán en una enorme pista de Scalextric!

El volante, los pedales y el cambio de marchas están llamados a extinguirse como hicieron los dinosaurios hace millones de años. Pero eso no significa que los conductores perdamos el control absoluto del automóvil, sino que todavía tendremos en nuestro poder la dirección del coche. Es decir, la tecnología aún nos permitirá decidir si queremos ir a la izquierda o la derecha.

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¿Y cómo lo haremos? Mira en tus manos y hallarás la respuesta. Sí, los smartphones serán los volantes de los coches del futuro. Ford ha registrado en Estados Unidos la patente sobre ‘Modos de Dirección No Autónomos’ que recoge dos modelos de control para coches autoconducidos.

Uno de ellos está basado en los sensores de giroscopio y acelerómetro de nuestros móviles. De esta manera, inclinando simplemente nuestro móvil a la izquierda o derecha, el coche se desplazaría hacia una dirección a una velocidad determinada, siempre y cuando el ordenador central del vehículo no identifique un peligro para nosotros o para nuestro entorno.

El segundo control de dirección que la compañía estadounidense ha patentado no utilizaría ningún sensor del smartphone, sino que consistiría en trasladar a la pantalla del teléfono la imagen de un volante -o un par de indicadores (izquierda – derecha)- para señalar el sentido del giro.

Cada vez está más cerca el gadget que el entrañable Q le dio a James Bond en El Mañana nunca Muere.

“¿Carretera? Adonde vamos no necesitamos carreteras”

Es hora punta. Regresas del trabajo. Y el atasco diario te está esperando con los brazos abiertos en la entrada o salida de tu ciudad. Un pensamiento recorre tu mente todos los días a la misma hora al mirar tu salpicadero: “¿por qué no habrá un botón que diga ‘volar’?”.

Hasta ahora el coche volador no era más que un elemento recurrente de cualquier relato de ciencia ficción. Pero la tecnología ya ha conseguido que los automóviles voladores salten del universo de Arthur C. Clarke a la realidad. El PAL-V Liberty es el primer utilitario del mercado capaz de surcar los cielos.

Presentado en los salones automovilísticos de Ginebra y Barcelona, la empresa holandesa ya ha empezado a comercializar su híbrido de coche y helicóptero. Eso sí, hay que ser rápido y tener una holgada cuenta corriente, porque sólo hay 90 unidades a la venta y cuesta medio millón de euros.

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El PAL-V Liberty es un biplaza de tres ruedas de cuatro metros de largo por dos de ancho y con una altura de 1,6 metros. Está fabricado en aluminio de aviación para aligerar su peso y sus interiores forrados en cuero están diseñados para garantizar la máxima comodidad de los pasajeros.

La transformación de coche a helicóptero tarda entre cinco y diez minutos, según los fabricantes, y su autonomía es de 1.200 kilómetros sobre el asfalto. En cambio, si lo que queremos es darnos una vuelta por el cielo, a los 500 ó 600 kilómetros deberemos pensar en aterrizar si no queremos saltar en paracaídas. Respecto a la velocidad que puede alcanzar, el PAL-V Liberty tiene una velocidad máxima de 160 km/h en carretera y de 400 km/h a 3.500 metros de altura.

¿Qué permiso se necesitará para conducir/pilotar está nueva generación de coches? Pues además del carnet B de toda la vida, se creará otro específico para manejar los vehículos voladores. Así que si estabas pensando en comprarte uno, antes no olvides pasarte por la autoescuela.

Viendo lo que nos depara la automoción para los próximos años, los que crecimos viendo el Coche fantástico todavía mantenemos la esperanza de conducir uno que nos hable y al que podamos llamar a través de nuestro smartwatch. Fantasías aparte, lo que será una realidad en los próximos lustros serán los vehículos autónomos, dirigidos con el smartphone y dotados con sistemas de realidad aumentada y reconocimiento facial para facilitar nuestra conducción.

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